Cambia

Cambian la cara, las facciones, el pelo.

Cambia el cuerpo, su curvatura.

Cambia el deseo.

Todo el rollo del amor propio se pone en tensión. Cambian los puntos de valoración.

Cambia el reflejo del espejo, el ángulo de la foto, tu percepción interna.

Cambian tus caderas.

Tus manos, tu pecho, la punta de tu nariz.

Cambia el párpado y la espalda.

Cambia irremediablemente, irrefrenable, incorregible.

Incontrolable.

Cambia toda tu fachada en un duelo permanente y toca aprender otra vez, de nuevo, a ignorar la exigencia social.

Asumir que a esa arruga aún le quedan años.

Que ese hueco será más profundo.

Cambia todo tu envase y toca aprender otra vez, de nuevo, a exigirte un poquito menos.

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